La trayectoria de Samael desde su disco "Eternal" en 1999 ha sido cuanto menos un tanto errática. Mientras en su primera década exploraron el Black Metal y se deslizaron hasta el sonido industrial convirtiéndose en un híbrido de ambos estilos, la década del 2000 los vio dar bandazos de un lado a otro. No se puede decir que hayan pasado a ser una mala banda, porque ningún disco de esa época puede ser calificado con menos que "bueno", pero "bueno" siempre tiene un sabor a insuficiente, al lado de monumentos como "Passage" o "Eternal". Por eso, cada nuevo disco de Samael es como para ponerse a temblar: ¿será éste el disco en el cual finalmente se van a despeñar...? Así llegamos a "Lux Mundi", su disco del año 2011, en el cual...
...puede decirse que Samael regresa a la ortodoxia. En esencia, el disco es un híbrido de Black Metal y sonido industrial un poco en la vena de "Passage" o quizás los tracks más electrónicos de "Exodus"... y algo más cargado hacia el área industrial.
Podemos bien decir que "Lux Mundi" es el mejor disco de Samael de la era post-"Eternal". Después de pasar por la influencia de Rammstein y Laibach en "Reign of Light", de experimentar fuera del metal en "Era One", de deslizarse peligrosamente al filo del "rock comercial" en "Solar Soul", y de lanzarse al Black Metal desenfrenado de "Above", en "Lux Mundi" Samael es más Samael que nunca. El disco está compuesto por doce temas que recuerdan un poco todas las etapas de Samael, incluyendo varias líneas y pasajes musicales que parecen calcados de canciones más antiguas (tendencia que empezó a aparecer en "Solar Soul", por cierto). Pero si bien puede que se estén imitando a sí mismos en esto, el disco como tal y las canciones que lo componen no son clones del material antiguo, ni síntomas de una banda con problemas de creatividad. Simplemente han regresado a la cancha que los vio crecer y están jugando de local, haciendo lo que mejor saben hacer, y rindiendo al máximo en ello.
De esta manera tenemos una rara gema que es un disco de canciones que funcionan cada una por sí misma, y además todas reunidas como disco en conjunto. Es difícil destacar una canción por sobre el resto, ya que todas tienen su minuto. En algún minuto bajan las revoluciones, con la sinfónica "For A Thousand Years" o la más intimista "Mother Night", sin perder el filo en ningún instante. Incluso temas más débiles como "Antigod", que salió como single en el 2010, no desentonan excesivamente del resto. Y con "The Truth is Marching On" se despiden a lo grande. Hacía mucho tiempo, tal vez demasiado, que Samael no grababa un disco que dejara con ganas de más.
Quizás el mejor punto del disco, en lo que a la música se refiere, es el uso de los teclados, que a veces pareciera remitir a números de Power Metal como Nightwish o Stratovarius (aunque sin tanto virtuosismo). Aún así, después de tenerlos casi enterrados en la mezcla del disco "Above", es bueno que hayan regresado en plena forma. Puede decirse que los teclados ya no se utilizan sólo para crear atmósferas, como en los temas más etéreos del "Passage" o del "Eternal", sino que al igual que a ratos en el "Solar Soul", sirven para llevar la fuerza de las canciones con tanta efectividad como las guitarras.
Desde el punto de vista lírico, las letras vienen siendo algo así como un refinamiento de la tendencia exhibida desde el "Above", de ser más directas y menos "poéticas", si se prefiere. Es como si se hubieran cansado de predicar "haz el Nietzsche" desde la nebulosa, y ahora prefirieran hablar directamente sobre intervenir en el mundo. Se les ha acusado, y no sin razón, de ser promotores del Nuevo Orden Mundial, y esa tendencia resulta más acusada acá. El enemigo a batir es la religión, o mejor dicho, lo que podríamos llamar la "religión inauténtica" e impuesta desde las jerarquías de poder, frente a la confianza en uno mismo. Nada nuevo, sólo que ahora más aplicado al aquí y al ahora (por ejemplo en "Of War" o "Shadow of the Sword", mucho más directas y confrontacionales que las letras antiguas de Samael).
¿Qué le falta a este disco para ser un clásico instantáneo de la música metalera? Quizás la palabra esté en algún punto entre originalidad y frescura. El disco suena como si hubieran echado por la borda los experimentos de la última década y hubieran tratado de crear un Samael paralelo al que ha estado en estudios y conciertos desde "Passage" o "Exodus" en adelante. Eso no está mal, y de hecho lo hacen con mucho estilo... pero no es algo que vaya a percutir en la mente de los fanáticos, salvo que seas un metalero que se haya pasado diez años debajo de una roca. Pero es una cosa por la otra: Samael hizo cosas muy interesantes cuando quiso ser más experimental, pero también se dio algunos trastabillones y tuvo momentos no demasiado lucidos. Puede que la tranquilidad de lo seguro acabe por hundir la trascendencia, pero a cambio el material es sólido como una roca. Existen allá afuera muchas bandas que quisieran grabar alguna vez, siquiera alguna, una canción como las que figuran en este disco a puñados.
VALORACIÓN:
LISTADO DE TEMAS:
1. Luxferre -- 03:52.
2. Let My People Be! -- 03:49.
3. Of War -- 03:42.
4. Antigod -- 04:04.
5. For a Thousand Years -- 04:55.
6. The Shadow of the Sword -- 03:50.
7. In the Deep -- 04:01.
8. Mother Night -- 04:19.
9. Pagan Trance -- 04:20.
10. In Gold We Trust -- 03:29.
11. Soul Invictus -- 04:19.
12. The Truth is Marching On -- 04:25.
No hay comentarios:
Publicar un comentario